Hace poco leí este párrafo que nos acompaña y se llenó de reflexión mi mente, así decía: En la vida de cada persona, los inviernos y primaveras se mezclan en un conjunto confuso, un día nos sentimos que los nubarrones se han despejado, pero al día o momento siguiente volvemos a verlos. Sonreímos en un momento dado y horas más tarde nos brotan las lágrimas.
Dándole vueltas a mi mente considero que es, sin duda alguna, la de muchos de nosotros, porque la existencia que hemos vivido no ha sido del todo grata en satisfacciones, pero sí en experiencia ya que nuestro camino ha estado pleno de todos los sentimientos que poco a poco nos fue fortaleciendo y preparando para lo más importante, llegar a la meta sin el arrepentimiento por lo perdido o lo no aprovechado, simplemente una cosa u otra, no ha sido más que consecuencias, inexperiencia, o falta de ambiciones equivocadas, que lo bueno en mi caso he tenido, y me han dejado el mejor de los recuerdos y los malos ratos o malos días han dejado una riqueza en experiencia, tolerancia y sobre todo esta disposición mía presta a la reflexión.
Me preguntaréis el porqué hablar de este tema, pues es muy sencillo, todo se debe a que hemos llegado a una nueva Primavera más en nuestra vida ¿Os parece poco? Esta estación de cada año, muchos la califican como la mejor y más bella de las cuatro estaciones, es la que viene con un cargamento de promesas y un horizonte que nos llena de optimismos, si nos detenemos en este paso acelerado y dedicamos cada día, unos instantes para mirar a nuestro rededor, para otear en el atardecer la alharaca de los pajaritos que hoy en esta hermosa etapa tienen motivos más que poderosos para ansiar regresar a sus nidos y llenarse de su calor, de ver la voz del amor, es decir, en sus nidos hay vida, una vida nueva, no importa cuantas primaveras antes hayan vivido esta experiencia, cada Primavera es distinta y distinto el motivo para vivir.
De la misma manera la Naturaleza también tiene vida, ilusiones, tristeza que se llenan de vigor y de colorido cuando llega la primavera, como recuerdo que no se aferra a un pasado que laceró aunque le queda el frío de las ráfagas de aire que se estremecen, se cuelan al salir adelante y como sobrevivientes de un naufragio se llenan de vigor anticipado por ser candidatos a sobrevivir otro año más ¡Creo que entenderá que valió la pana ante la crudeza de los días difíciles! el árbol no claudicó, las plantas no lloraron la pérdida de sus flores, ni los pajaritos la pérdida de sus polluelos, que no resistieron la cruel línea de un destino impasible, porque mientras estén de pie plantas y árboles, habrá en sus ramas y sus brotes bellas flores con sus néctares, y en las ramas espacio para nuevos nidos, nuevas vidas.
Será por esto que mi Reflexión, vuelve a repasar en la tranquilidad de mi reducido espacio rodeado de mis tubos de pintura, mis pinceles y mis libros, evocando tiempos pasados, y he tratado de encontrar a que años podría haber renunciado o no haberlos deseado vivir, pero llegué a la conclusión de que puedo formar con mis vivencias el más variado de los mosaicos en cuestión de pesares, de ilusiones, de tropiezos, de triunfos, de injusticias y desesperación, que adquiere el colorido de mi largo pasado al evocar etapas de mi niñez, juventud, madurez y de llegar a mis 82 años lleno de felicidad. Así supe que en esa enorme y larga vida he podido aterrizar en la tranquilidad que me da esta primavera rodeado de mi familia, mis pinturas y mis amigos.
De esta forma supe de una infancia, adolescencia y parte de la madurez llena de guerra e injusticias represivas, que fueron la universidad de la vida para mi, tomaron forma de mis ilusiones al abandonar la tierra que me vio nacer, enriquecieron mi destino y no hubiera disfrutado de la libertad sino hubiera conocido el dolor, acompañado de mis seres queridos que tomaron parte en la forja de mi vida y mis decisiones, es por eso que cuando encuentro seres que se quejan de su existencia, siento que no fueron capaces de abrevar madurez en su sufrir, ni tenacidad en los tropiezos, seres que piensan que la vida solo se concibe a base de felicidad.
Prisionero de esta REFLEXIÓN concluyo que he tenido una vida con más días de luz que de arrepentimiento, he vivido más satisfacciones que aún se anidan dentro de mi, que no hay negaciones o arrepentimientos, que no me duele nada del pasado, he tratado de aprovechar las lecciones como en clase para no olvidarlas, he aprendido también que la felicidad lleva mucho de nuestro empeño y lo frustrado solo es tropezones que sacuden pero no derriban, que fragua, que forja, que enseña, por eso de mi vida nada tengo que reclamar o cambiar por otra, lo hecho, hecho está y en esta PRIMAVERA, evoco a mis inviernos la prueba que superé y que dejé que enfriaran los ánimos, y no cambio ningún día de los vividos.
El tiempo alivia nuestro sufrimiento, Hay épocas de tristeza, de ira, épocas de tranquilidad y de esperanza, pero ocurren como en la Naturaleza, no se suceden unas a otras en forma previsible, por lo menos, no para quienes están en crisis.
Que seáis ahora y siempre muy felices, Monxu.